martes, 31 de mayo de 2011

Juicio de París


 
El Juicio de Paris es una historia de la mitología griega en donde se describe el origen de la Guerra de Troya.  La leyenda es referida en textos como la Ilíada de Homero y otros documentos griegos y romanos. 
La leyenda cuenta que Eride, diosa de la Discordia, se molestó por no haber sido invitada a las bodas de Peleo, a la que habían sido invitado todos los dioses.  Eride juró vengarse sembrando la discordia entre los invitados.  La diosa se presentó al banquete y arrojó sobre la mesa una manzana de oro que habría de ser para la más hermosa de las damas presentes.  Las diosas Atenea, Afrodita y Hera se disputaron la manzana produciéndose un gran altercado en la que hubo de intervenir el padre de todos los dioses, Zeus (Júpiter en la mitología romana).  Zeus decidió encomendar la elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya.  París fue elegido por Zeus debido a que este mortal vivía alejado y separado del mundo y de las pasiones humanas.  Se esperaba que su juicio fuera absolutamente imparcial.  El dios mensajero, Hermes (Mercurio), fue enviado a buscar a París para encomendarle que decidiera sobre la belleza de las tres Diosas.  Hermes localizó al príncipe-pastor y le mostró la manzana que tendría que entregar a la diosa que considerara más hermosa.  Cada una de las diosas trató de convencer a París, intentando incluso sobornarlo.  Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear.  Atenea, diosa de la inteligencia y la guerra, le ofreció sabiduría y la posibilidad de vencer en todas las batallas.  Afrodita, le ofreció el amor de la más bella mujer del mundo. 
Paris se decidió finalmente por Afrodita, sin embargo, esta decisión trajo graves consecuencias para su pueblo.  Afrodita hizo que Helena (esposa del rey de Esparta, Menelao) se enamorara de Paris.  Paris raptó a Helena y se la llevó a Troya.  La leyenda cuenta que, utilizando una estatua de madera en forma de caballo, los Aqueos pudieron penetrar las murallas de la ciudad de Troya y conquistarla.  Una versión de esta leyenda fue llevada a las pantallas hace algunos años con Brad Pitt como actor principal (Troya).
En un evento terrenal pero de consecuencias también épicas, un grupo de hombres y mujeres eligieron en 1976 sobre los mejores vinos de dos países.  Este evento, que cambió la historia del vino, es llamado ahora “El Juicio de París”.  Este concurso cambió la historia del vino para siempre y en gran medida es responsable de la popularidad que ahora vivimos sobre el consumo de  vino.  Este evento fue inicialmente concebido por Steven Spurrier, un Ingles que se inició en el comercio de vinos en 1964 con la compañía más vieja de Londres, Christopher and Co. 
Spurrier, apasionado del vino, se mudó a París en 1970 donde convenció a una anciana que le vendiera su pequeña tienda de vinos.  Esta descuidada tienda se localizaba en un pasillo de la Rue Royale (muy próxima a “Champs-Élysées”).  En 1971, Spurrier inauguró su nueva cava con el nombre de Les Caves de la Madeleine.  Una de las particularidades que distinguían a su cava de otras, fue que los clientes eran invitados a degustar los vinos que compraban.  En otras palabras, realizaba catas regularmente con el fin de aclientar su nuevo negocio.  La popularidad de su cava creció a tal medida que muy pronto fue reconocida como una de las cavas de mayor prestigio en París.  Viendo la complejidad de los vinos de Francia y de las diferentes zonas productoras, decidió abrir  la L’Academie du Vin, la primer escuela privada de vino en Francia.  No solamente era la primera escuela privada de vinos, sino que además, era la primera escuela de este género en Francia dirigida por un extranjero. 
Spurrier pasó gran parte de su tiempo en Francia recorriendo vinícolas de diferentes zonas productoras por lo que tuvo que contratar a Patricia Gallagher para que lo ayudara con su cava y la escuela de vinos.  Gallagher pronto se convirtió en la directora de la “Académie du Vin”.  En la cava de Spurrier se dedicaban a comercializar únicamente vinos franceses, por lo que constantemente ideaban eventos viniculturales con la idea de promocionar los vinos de diferentes bodegas francesas. 
En 1976, el año del bicentenario de la independencia de Estados Unidos, a Spurrier se le ocurrió realizar un concurso entre vinos franceses y vinos americanos.  Este evento tenía como fin promocionar la cava de Spurrier y por supuesto los vinos Franceses.  Gallagher fue encargada de realizar el evento por lo que envió invitaciones a nueve personalidades del vino y de la gastronomía francesa.  Debido al reconocimiento que tenía Spurrier, su cava y su academia de vinos, le fue fácil invitar a grandes personalidades del mundo del vino en Francia.  En las invitaciones sólo se mencionó que habría una degustación de vinos californianos y nunca se dijo que serían comparados con vinos franceses de la más alta calidad.
Además de los jueces, al evento también fueron invitados un gran número de reporteros con la finalidad de dar difusión al concurso y por supuesto a la tienda de Spurrier.  Desafortunadamente para Spurrier, no hubo respuesta de los medios de difusión debido a que consideraban que la historia a la que los invitaban a cubrir no era interesante.  El resultado de una competencia entre vinos franceses y americanos era muy fácil de predecir, los vinos franceses ganarían. 
En esos años se encontraba en Europa George M. Taber, un reportero americano y editor de la revista Time.  Taber era corresponsal en París desde 1973 y había estudiado sobre los vinos franceses en la “Academia de Vinos” de Spurrier.  Taber en esos entonces reportaba a Time sobre vino y gastronomía francesa.  Este reportero americano también fue invitado a cubrir el evento de vinos de Spurrier, sin embargo, también consideró que no era lo suficientemente interesante y decidió no asistir.  En la desesperación, Spurrier recordó que Taber era reportero y que había sido estudiante de su academia por lo que le habló y lo comprometió a asistir al concurso. Bajo estas circunstancias, Taber fue el único reportero que se presentó al evento.  No obstante el compromiso, Taber consideraba que no era una buena historia.
Spurrier hacia degustaciones/competencias entre vinos franceses de diferentes regiones que en principio eran catas a ciegas.  Aunque Spurrier era un gran conocedor de los vinos de Francia, conocía muy poco de los vinos producidos en Estados Unidos.  Sin embargo, había oído que en California se encontraban algunas vinícolas pequeñas, y en general desconocidas, que producían vinos de calidad (cuando menos para el consumidor americano).  Spurrier decidió viajar a California para conocer estas vinícolas, y dejó encargada la tienda y los preparativos del concurso a su socia.  Una vez en California, Spurrier rentó un carro y recorrió la zona de Napa y Sonoma.  En general, invirtió su tiempo en conocer vinícolas pequeñas por lo que vinícolas grandes establecidas como Mondavi no fueron visitadas.
En California, Spurrier pudo platicar con dueños y enólogos de las bodegas y seleccionó 12 vinos de 11 vinícolas.  Algunos vinos elegidos eran el producto de la primera o segunda cosecha de algunas vinícolas.  Sin embargo, Spurrier se sorprendió de la buena calidad de algunos vinos producidos por estas bodegas californianas.   En el momento del viaje de Spurrier a California, se experimentaba el punto más bajo en cuanto al número de vinícolas y producción de vino en esta zona.  Muchas de las vinícolas históricas de California habían cerrado debido al poco consumo de vino y lo bajo de las ventas.  Muchas de las vinícolas en California se enfocaban en la producción de vinos relativamente baratos y de menor calidad a los producidos en Francia.  Muchos de estos vinos eran considerados mediocres (en el mejor de los casos) y eran comercializados como vinos de garrafa y para consumo como vinos de “diario”.  Sin embargo, un pequeño número de vinícolas habían apostado a hacer vino de mejor calidad. 
Una vez que Spurrier adquirió los vinos, los empacó para su viaje de regreso a Francia pero al llegar al aeropuerto le informaron que la legislación comercial entre Estados Unidos y Francia solamente se permitía el transporte de una botella por pasajero.  Rápidamente convenció a un grupo de pasajeros, que coincidentemente viajaban a Francia, para que le ayudaran a llevar los vinos.  Finalmente, y poco antes del concurso, Spurrier regresó a París con los vinos californianos para el concurso. 
Los vinos blancos californianos elegidos para el concurso fueron Chateau Montelena 1973, Chalone Vineyard 1974, Spring Mountain Vineyard 1973,   Freemark Abbey Winery 1972, Veedercrest Vineyards 1972, David Bruce Winery 1973.  Por otro lado, los vinos blancos franceses elegidos para el concurso fueron Meursault Charmes Roulot 1973, Beaune Clos des Mouches Joseph Drouhin 1973, Batard-Montrachet Ramonet-Prudhon 1973 y Puligny-Montrachet Les Pucelles Domaine Leflaive 1972.  Los vinos tintos californianos fueron Stag's Leap Wine Cellars 1973, Ridge Vineyards Monte Bello 1971, Heitz Wine Cellars Martha's Vineyard 1970, Clos Du Val Winery 1972, Mayacamas Vineyards 1971 y Freemark Abbey Winery 1969.  Los vinos tintos franceses fueron Château Mouton-Rothschild 1970, Château Montrose 1970, Château Haut-Brion 1970 y Château Leoville Las Cases 1971.
Se planeó realizar el concurso de vinos en el Hotel Intercontinental que se encontraba muy cerca de la tienda de Spurrier.  Para este evento se invitaron nueve personalidades del mundo del vino francés los cuales fungirían como jueces.  En la tarde del evento se encontraban en el salón los nueve jueces franceses, Spurrier, Gallagher, Taber (reportero), 3-4 meseros y un par de curiosos.  Los jueces participantes fueron Pierre Brejoux (Fr) del Institute of Appellations of Origin, Claude Dubois-Millot, Michel Dovaz del Wine Institute of France, Patricia Gallagher, Odette Kahn editor de La Revue du vin de France, Raymond Oliver del Restaurante Le Grand Véfour, Steven Spurrier , Pierre Tari productor de Chateau Giscours, Christian Vanneque sommelier de Tour D'Argent, Aubert de Villaine productor de Domaine de la Romanée-Conti y Jean-Claude Vrinat del restaurante Taillevent.
  
Al igual que todas las catas llevadas a cabo por Spurrier, este evento se basó en una cata a ciegas, es decir, ninguno de los jueces conocía la identidad de los vinos.  En este concurso no se establecieron criterios de calificación (solo un puntaje máximo de 20), no se tenían formatos de calificación y los jueces fueron libres de calificar los vinos a su propio criterio.  No obstante que el Inglés Spurrier y la Americana Gallagher participaron como jueces, se decidió que sus calificaciones no serían consideradas a la hora de hacer los conteos finales.  Por lo anterior, solo contaron las calificaciones de los jueces franceses.
La lista de los vinos y el orden en que serían presentados fue dada a Taber y era el único en el concurso en saber la identidad de lo que se estaba catando.  Taber se dio cuenta por los comentarios, de que los jueces estaban algo confundidos. Por ejemplo, un juez exclamó sobre un vino francés “no tiene nariz, ESTE es un vino Californiano”, mientras que el comentario de otro juez sobre un vino californiano era “AHHH, de nuevo en Francia!!”.
Después de la ronda de blancos, se presentaron los resultados y para sorpresa de los jueces el primer lugar era un vino californiano. 
Después de esto, los jueces estaban desconcertados y aceptaron que les costó trabajo diferenciar entre vinos de EEUUA y Francia.  Después de la ronda de blancos y de un receso se inició la degustación de los vinos tintos.  Sin embargo, los jueces franceses consideraron que sería fácil diferenciar entre los vinos tintos californianos y los franceses, y pactaron entre ellos calificar alto a los vinos franceses y bajo a los vinos Americanos.  De esta manera se asegurarían de la victoria de los vinos franceses.  Sin embargo, ya iniciada la cata, Taber se dio cuenta de que los jueces seguían confundidos por los comentarios que hacían.
Los resultados se presentaron después de haber degustado el último vino tinto.
Al enterarse de que de nuevo habían elegido a un vino californiano como el mejor del concurso, se inició una serie de inconformidades y descalificaciones por parte de los jueces.  La juez Odette Kahn, pidió que se le regresaran sus calificaciones y comentó que “Este es una prueba falsa porque los californianos tratan de hacer los vinos iguales que los franceses”.  Desde ese momento le retiró el habla a Spurrier y lo acusó de “falsificar las calificaciones”.  Por otro lado, otros jueces protestaron diciendo que “en 5-10 años cuando los vinos franceses maduren, serán mucho mejores que los Americanos”. 
Después del concurso Taber mandó sus notas del reportaje a la revista Time.  El manuscrito completo era una historia muy corta que constaba de cuatro párrafos.  En esos años sin internet y con pocos canales de televisión, la gran mayoría de la información era difundida a través de los periódicos y revistas informativas como Time y Newsweek.  Time tenía una base de suscriptores de 20 millones de revistas semanales.  Debido a la importancia de estos medios de difusión y de la gran cantidad de reporteros, se recibían cientos de reportajes que tenían que ser revisados en las oficinas centrales de Nueva York para que solamente unas cuantas fueran publicadas.  Afortunadamente, el corto reportaje enviado por Taber fue elegido para llenar un espacio vacío que se tenía al final de la revista de esa semana.
Después de que se publicó el reportaje del concurso en la revista Time, otros periódicos Americanos re-tomaron la noticia y la publicaron de nuevo.  Obviamente, en Francia no se publicó nada sobre este evento y solo después de seis meses salieron algunas notas ridiculizando el evento.
Al día siguiente de la publicación de los resultados del concurso en la revista Time, las vinícolas Californianas que participaron en el concurso fueron INUNDADAS con solicitudes de ventas de vino.  Este rápido interés en los vinos californianos fue la salvación para algunas bodegas que se encontraban a punto de cerrar.  Por otro lado, Spurrier fue considerado “persona non grata” en Francia y fue suspendido del círculo del vino por un año.  Finalmente en 1999, fue perdonado y su labor a favor del vino Francés reconocida. 
Al día siguiente de la publicación, Acker Merral & Condit, distribuidores de vino de Manhattan vendieron todos los vinos californianos en existencia.  Esta compañía pasó de vender unas cuantas cajas por mes de vino californiano a 500-600 cajas por mes del mismo vino.  El precio promedio en ese momento de los vinos californianos de la competencia fluctuaba alrededor de 5.99 dlls mientras que los franceses de la competencia costaban alrededor de 25-30 dlls y por lo tanto la relación precio/calidad era mayor en los vinos californianos.
En el momento del concurso, la industria vinícola de EEUUA se encontraba en uno de los peores momentos de su historia.  A partir de de la publicación de los resultados del concurso de París, la industria vitivinícola de California y Estados Unidos inició una rápida recuperación.
Además del impacto en el concepto de percepción de calidad de los vinos californianos, el concurso de París impactó en el prestigio y la producción del vino en el nuevo mundo.  Por otro lado, este concurso incentivó a que los productores franceses revisaran sus técnicas de producción, que en muchos casos se habían reducido a hábitos enológicos y tradiciones de producción con pocos fundamentos científicos.  Por otro lado, los resultados del concurso también generaron confianza en mercados vitivinícolas emergentes como Chile y Australia.  
A partir de los resultados del concurso, los mismos franceses comenzaron a evaluar otras opciones de tierras, con climas y microclimas muy diversos para iniciar proyectos vitivinícolas.  Además, se inició la experimentación con el cultivo de diferentes varietales y cepas.
Algunos personajes en Francia menospreciaron los resultados, sin embargo, los más visionarios decidieron adaptarse comenzando por dar la importancia debida a sus vecinos europeos.  Los vinos de Italia, España y Portugal empezaron a ser reconocidos como importantes productores con diferentes zonas de producción y varietales con identidad propia.  Por otro lado, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, Chile y Argentina fueron “descubiertos” como zonas vitivinícolas con un gran potencial.  Un gran número de productores franceses iniciaron a hacerse de tierras en estos nuevos lugares y/o crearon alianzas que se mantienen hasta la actualidad.  Por ejemplo, en 1995, Vleuve Clicquot compró tierras en Marlboruough, Nueva Zelandia mientras que en el año 2000, Domaine Henri Bourgeois y Pouilly-Fumé también se compraron de tierras en la misma región.  En 1978, el Barón Philippe de Rothschild formó una sociedad con Robert Mondavi produciendo desde 1979 el “Opus One”.  De igual manera, Robert Mondavi formó una sociedad en 1989 con la familia de Eduardo Chadwick de la Viña Caliterra, lanzando posteriormente en 1995 la marca ultrapremium “Seña”.  La Baronessa Philippine de Rothschild, en 1988, hizo una sociedad con Concha y Toro, lanzando por primera vez al mercado en 1996 el gran vino franco-chileno, “Almaviva”.
Sin duda alguna que la industria vitivinícola en México de hoy, en parte es resultado de este concurso.  El resurgimiento del consumo del vino en México se debe en gran medida a la popularización del mismo consumo en otros países a raíz del concurso.  El mismo concurso se ha celebrado en varias ocasiones utilizando los mismos vinos de las mismas añadas y los resultados han sido los mismos, los vinos californianos han resultado mejor calificados que los franceses. 
Hace un par de años mientras viajaba en avión al congreso de la Sociedad Americana de Enología y Viticultura en Napa, California fui compañero de asiento de Geroge Taber que se dirigía también al congreso en Napa.  En ese momento llevaba conmigo el libro “Judgement of Paris” escrito por él, y que yo acababa de comprar.  Tuve la gran fortuna de oír, de primera voz, lo sucedido en ese evento y de discutir la repercusión del concurso en el mundo del vino (además de que me autografió el libro!!!).  Hace un par de años se filmó una película (Bottle shock) en relación al evento del Juicio de Paris.  George Taber me platicó que era una muy mala versión de lo que realmente había sucedido, en especial se mostraba molesto porque representaban a Spurrier como una persona arrogante e impulsiva.  Taber me dijo que Spurrier era todo lo contrario, una persona muy amable y muy visionaria.  En ese momento Spurrier se encontraba interponiendo una demanda contra la compañía fílmica pero no se qué ha pasado.  Por otro lado, he leído el libro escrito por Taber (Judgment of Paris) y considero que es un excelente libro, de hecho, uno de los mejores libros sobre vino que he leído.  Además, ya vi la película basada en el libro (Bottle Shock) y no obstante que tiene muchas cosas que no se apegan al libro, tengo que confesar que también me gustó. 


Finalmente, los cuatro párrafos que Taber publicó para el Time es ahora considerada “la nota periodística de mayor relevancia escrita sobre el vino” (es interesante notar que los reportajes en ese entonces se publicaban sin autor).  Las notas usadas para generar este artículo fueron recientemente depositadas en el museo Smithsoniano de Washington.