domingo, 18 de marzo de 2012

Salinidad del Vino Debido a las “Brisas Marinas”




Muchas veces oímos historias que debido a que se repiten tanto terminamos creyéndolas sin hacer un cuestionamiento de lo que nos están contando.  Una de estas historias creo que es el “impacto de las brisas marinas sobre la salinidad de los vinos”.  Esta idea de que las brisas aportan salinidad a una zona, en especifico al Valle de Guadalupe, y que genera vinos salados la he oído desde hace varios años y nunca le había prestado atención hasta que en un festival de vinos me tocó escuchar una conversación acalorada sobre este tema entre dos enófilos.  El tema de las brisas marinas es cercano a mí debido a que siendo de Ensenada, todos los veranos y otoños me toca ver densas nieblas en la ciudad (ver foto abajo) y los campos aledaños, incluyendo nuestro viñedo en San Antonio de las Minas.  Por otro lado, mi formación como Oceanólogo me obligó a estudiar parte de este fenómeno mientras cursaba materias de Ocenografía Física, Oceanografía Costera, Procesos Costeros, etc. 

 

De inicio, la idea de que las BRISAS aportan salinidad es incorrecta debido a que las brisas son vientos que no necesariamente acarrean humedad.  El viento (aire en movimiento) per se no tiene salinidad, pero la humedad que mueve algunas veces, en principio podría contener algo de salinidad.  La brisa es un viento que se genera cuando masas de aire se mueven debido al calentamiento de la tierra por el sol.  Cuando una parte de la superficie terrestre se calienta, el aire que está en contacto con esa superficie también se caliente y se hace menos denso.  Al ser menos denso, el aire caliente tiende a subir.  Este principio se utiliza para hacer subir globos aerostáticos mediante el calentamiento del aire atrapado dentro del globo.  En la superficie terrestre, el aire caliente que sube tiene que ser remplazado con aire de zonas más bajas y más frías (del mar, por ejemplo). 

Existen diferentes tipos de brisas como las brisas marinas, y brisas de valles y montañas.  Obviamente, las brisas marinas se generan en las costas y se producen por el calentamiento de la tierra que a su vez calienta el aire.  El aire caliente de la tierra al calentarse durante el día se vuelve menos denso y sube.  Este aire es remplazado por aire frio y más denso que está en el mar, y esto causa el viento que llamamos brisa.   Las brisas no son exclusivas de regiones cercanas al mar, en zonas con valles y montañas también se presenta este fenómeno.  Durante el día, las zonas altas de las montañas se pueden calentar y esto calienta el aire que está en contacto con estas montañas.  De igual manera, el aire se vuelve menos denso y sube.  Este aire es remplazado por aire frio de los valles que causa las brisas de valles y montañas.  Durante las noches, este fenómeno se puede invertir si la temperatura del aire de las montañas es más bajo que la temperatura del aire de los valles o del mar.

Las brisas por lo tanto son vientos que por si mismo no están salados.  Es decir, el viento no está salado.  Por lo tanto, creo que cuando la gente habla de las sales acarreadas por los vientos o del impacto de la salinidad por las brisas, más bien se refieren a la salinidad que podría contener las neblinas que mueven las brisas.  Las neblinas no siempre forman parte de las brisas, es decir, en muchas ocasiones hay vientos o brisas que no tienen humedad.   

En algunas ocasiones, las brisas marinas transportan NIEBLA o NEBLINA tierra adentro.  La niebla o neblina es un fenómeno meteorológico que consiste en nubes muy bajas.  Al igual que las nubes, estas neblinas están formadas por partículas de agua muy pequeñas en suspensión. La mayor parte de las nieblas se producen mediante la evaporación del agua del mar, de los lagos o de la misma tierra.  Si la temperatura del ambiente es fría causa que el vapor de agua se condense formando pequeñas partículas de agua, y eventualmente nubes o neblinas. 

El pensar que una neblina podría ser la causa del transporte de sales es un tanto ilógico debido a que durante la evaporación del agua, solo moléculas de agua se separan del mar, las sales se quedan en el mar.  Si las neblinas transportaran sales, veríamos los cerros y las zonas continentales cubiertos de sal por el impacto de las neblinas después de millones de años de recurrencia de este fenómeno.  Por otro lado, es relativamente fácil el evaluar la concentración de sales en el agua de lluvia y en las partículas de agua de las neblinas.  De hecho, existen una gran cantidad de publicaciones científicas en donde se reportan las salinidades del agua de lluvia y de las neblinas. 

En el estudio científico realizado por Beiderwieden y colaboradores (2005) se presenta la caracterización química del agua de lluvia y de las neblinas que se generan en el mar.  El agua de lluvia se colecta directamente de la precipitación, mientras que la humedad de las neblinas se captura mediante colectores pasivos.  Los colectores pasivos son placas de metal o plástico que precipitan la humedad de las neblinas hasta producir gotas que posteriormente son colectadas en tubos limpios.  En este estudio, a estas muestras de neblina y lluvia se les determinó la concentración de diferentes iones como NH4+, K+, Na+, Ca2+, Mg2+, Cl, NO−3, PO3−4  y SO2−4.

La conductividad eléctrica se utiliza para estimar la concentración de sales que contiene una solución.  El agua es un mal conductor de la electricidad, pero la conductividad de esta aumenta a medida que se incrementa la concentración de sales (electrolitos).  El agua destilada, por ejemplo, tiene una conductividad de aproximadamente 10 µS/cm (microSiemens/cm) , el agua potable tiene una conductividad de 50-500 µS/cm y el agua de mar tiene una conductividad de aproximadamente 50,000 µS/cm.  Lo anterior indica claramente que al aumentar la salinidad, aumenta la conductividad.  Por otro lado, la conductividad de una solución se determina con un instrumento llamado conductímetro.  Este conductímetro utiliza un electrodo que mide la corriente eléctrica de una solución entre dos polos. 
  
En las siguientes tablas se presentan los resultados del estudio de Beiderwieden.  Se puede ver que tanto el agua de lluvia y el agua de las neblinas contienen algunos iones, sin embargo, la concentración de dichos iones es extremadamente baja.  El agua de lluvia y la neblina tienen una conductividad similar a la que se obtiene en el agua destilada.  Es decir, contienen muy baja concentración de sales.  Tanto el agua de lluvia como la neblina contienen concentraciones similares y muy bajas de sales.  Por lo tanto, es difícil pensar que las neblinas que acarrean las brisas marinas puedan aportar suficientes sales a los acuíferos que se encuentran mar adentro.  De nuevo, si las neblinas tuvieran significantes concentraciones de sales, las montañas y otros cuerpos terrestres estarían cubiertos de sal con el paso de millones de años, y esto no sucede. El agua de las neblinas es tan de buena calidad que es atrapada por colectores de neblina en Chile y Perú para aportar agua a pequeños proyectos agrícolas en regiones remotas. 



Puedo concluir que si las neblinas tienen prácticamente la misma baja salinidad que el agua de lluvia, no aportan concentraciones considerables de sales a la tierra.  Por lo tanto, creo que la idea de que las “brisas marinas” o más bien las neblinas que son acarreadas por las brisas marinas impactan en la salinidad de los vinos en regiones costeras NO ES CIERTA (opinion personal).

Por último y muy importante,  sin duda alguna que las brisas y las neblinas si pueden impactar la calidad y el estilo de un vino, pero no desde el punto de la salinidad.  Las brisas mueven aire frio del mar hacia las montañas.  Este aire frio sin duda alguna que juega un papel importante en el micro-clima de las zonas costeras.  Por lo anterior, los viñedos que estén influenciados por estas brisas marinas estarán expuestos a temperaturas más bajas que otras zonas que se encuentran alejadas del mar y de estas brisas.  Las zonas costeras de la costa de California, por ejemplo, son frías y son consideradas aptas o ideales para el cultivo de varietales que expresan mucha frutalidad como el Pinot noir, riesling, sauvignon blanc.  Por otro lado, las zonas centrales de California que no están expuestas a las brisas marinas son mucho más calientes y son aprovechadas para cultivar otros varietales con otras características de maduración como son el Zinfandel, Grenache, etc.

Las neblinas también impactan la viticultura de una región costera.  Las neblinas incrementan la humedad del suelo y la humedad relativa del ambiente en la zonas costeras.  La humedad que aportan las neblinas es suficiente para satisfacer las necesidades hídricas de plantas y sistemas ecológicos costeros, sin embargo, esta humedad no es suficiente para mantener cultivos agrícolas comerciales.  En el caso de los viñedos costeros, la humedad generada por las neblinas puede causar la proliferación de hongos (cenicilla, oidio, etc.).  La proliferación de estos hongos sin duda alguna que se incrementa significativamente al aumentar la humedad relativa del medio ambiente.  En estos casos, los viñedos costeros tienen que ser protegidos de una manera más intensa con azufre y otros fungicidas, que aquellos que se encuentran en zonas donde la humedad relativa del medio ambiente es baja.  

Tablas tomadas de:
Beiderwieden E., T. Wrzesinsky, and O. Klemm. 2005. Chemical characterization of fog and rain water collected at the eastern Andes Cordillera.  Hydrology and Earth System Sciences Discussions 2:863–885

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