Después de los problemas de acorchamiento enfrentados por la industria
vinícola, se inició una nueva era de investigación relacionada a los métodos
para cerrar una botella de vino (ver....Cierres de Vino).
Desde el punto de vista histórico, el corcho ha resultado ser un excelente método para
cerrar una botella, sin embargo, los productores y los consumidores se han
quejado, desde hace siglos, que algunas botellas presentan aromas generados por
el corcho. Estos aromas no deseables producidos
por el corcho fueron investigados y parcialmente solucionados. Aunque se habla de una contaminación de hasta
el 20% de las botellas de vino antes de 1980, ahora solo se presentan aromas no
deseables debido al corcho en aproximadamente 1-2% de las botellas. Para algunos productores este porcentaje aún
sigue siendo alto y han preferido tapar sus botellas de vino utilizando cierres
alternativos.
Entre los cierres alternativos se puede incluir los tapones de corcho
aglomerado debido a que estos son el resultado de nuevos procesos industriales
que incluyen gomas y otros polímeros que aglutinan pequeños pedazos de
corcho. Después de producir los tapones
de corcho natural, el sobrante de corteza es molido para hacer pequeñas
partículas. Estas partículas son
mezcladas con diversas gomas y moldeadas en forma de tapón. Estos cierres tienen varias ventajas sobre
los corchos naturales, incluyendo la uniformidad de su estructura. Es decir, como estos tapones son producidos
con moldes, todos tienen la misma forma, tienen la misma compresibilidad, el
mismo tamaño y el mismo color. Por otro
lado, debido a que son producidos con los sobrantes de muchos árboles, la
contaminación por tricloroanisol (TCA, ver... Cierres de Vino) es baja y muy homogénea entre
tapones. En general estos corchos son
más baratos que los corchos naturales lo que los hace muy atractivos para
muchos productores. Tapones de corcho
aglomerado como el DIAM, siguen siendo extremadamente populares entre los
productores. A partir de este método de
producción, algunas compañías han diseñado nuevos cierres como el 1+1 que es un
corcho aglomerado con unas piezas de corcho natural pegado en los extremos. En general, los consumidores tienen una buena
aceptación de los corchos aglomerados debido a que muchos no se percatan que
son tapones producidos con partículas de corcho. Por otro lado, otros consumidores consideran,
desde el punto de vista romántico, que el corcho es el material adecuado para
las botellas de vino que consumen, independientemente si es aglomerado o no.
Uno de los primeros intentos en el uso de cierres alternativos fue propuesta por Ernest Gallo al sacar TODA su línea de vinos con taparosca desde 1959 hasta 1990. A partir de 1990, esta misma compañía ha sacado nuevas líneas con cierres de corcho. Los cierres de taparosca no son nuevos, fueron patentados en Estados Unidos en 1858 por John L. Mason. En un principio, los cierres taparosca contenían un sello en la parte interna de corcho, sin embargo en la actualidad estos tapones utilizan sellos de hule u otro polímero sintético. Los cierres de tapa rosca fueron una opción muy popular entre los productos alimenticios, medicinas, químicos, etc. a lo largo de todo el siglo XX; solo hay que recordar los jugos, emulsión de Scott (suplemento vitamínico), botellas de alcohol, galones de cloro y otros productos de limpieza, etc. En la actualidad, los vinos con taparosca de metal (no incluyendo los taparoscas de aluminio) son utilizados más comúnmente en vinos vendidos en volúmenes de aproximadamente 4 litros (galón). En México, compañías como LA Cetto y Santo Tomás aun comercializan vinos en galón que utilizan taparosca.
Uno de los primeros intentos en el uso de cierres alternativos fue propuesta por Ernest Gallo al sacar TODA su línea de vinos con taparosca desde 1959 hasta 1990. A partir de 1990, esta misma compañía ha sacado nuevas líneas con cierres de corcho. Los cierres de taparosca no son nuevos, fueron patentados en Estados Unidos en 1858 por John L. Mason. En un principio, los cierres taparosca contenían un sello en la parte interna de corcho, sin embargo en la actualidad estos tapones utilizan sellos de hule u otro polímero sintético. Los cierres de tapa rosca fueron una opción muy popular entre los productos alimenticios, medicinas, químicos, etc. a lo largo de todo el siglo XX; solo hay que recordar los jugos, emulsión de Scott (suplemento vitamínico), botellas de alcohol, galones de cloro y otros productos de limpieza, etc. En la actualidad, los vinos con taparosca de metal (no incluyendo los taparoscas de aluminio) son utilizados más comúnmente en vinos vendidos en volúmenes de aproximadamente 4 litros (galón). En México, compañías como LA Cetto y Santo Tomás aun comercializan vinos en galón que utilizan taparosca.
En 1990, Dennis Burns, un empresario dedicado a la producción de plásticos visitó una serie de vinícolas en California como parte de un viaje enoturísitco. Notó que las barricas en las vinícolas eran cerradas con tapones de plástico y preguntó al guía la razón del uso de plástico en las barricas y la razón de no usar corcho. El guía le informó del TCA en los corchos y el problema del acorchamiento. Esta información motivó a Burns a buscar un plástico o hule apropiado para cerrar botellas con tapones sintéticos con el fin de evitar el problema del acorchamiento en las botellas. Instruyó a los abogados de su compañía de hule en lograr una patente de cierres de hule, pero ya había muchas patentes similares. Sin embargo, se dedicó a mejorar los polímeros de los cierres y fundó la compañía Supreme corq, una de las industrias líderes en la producción de “corchos” sintéticos. En un principio los tapones tenían un aroma muy intenso a amonio, pero la investigación lo llevó a producir mejores cierres.
No obstante que los tapones sintéticos eliminaban el problema del acorchamiento, uno de los problemas iniciales de los corchos sintéticos era la alta permeabilidad de oxígeno y la dificultad para la extracción del corcho. La alta permeabilidad de oxígeno generaba una oxidación prematura del vino lo cual no era aceptado por los productores, especialmente aquellos dedicados a la producción de vinos de alta gama. Por otro lado, los consumidores mostraron su rechazo a estos cierres debido a que no podían descorchar sus vinos. En algunos casos se reportaba el rompimiento de los sacacorchos o del cuello de la botella. De nuevo, esto fue solucionado rápidamente modificando los polímeros de producción. Burns personalmente se dedicó a visitar las bodegas de Napa y asegurar a los productores de los beneficios de los tapones sintéticos y al poco tiempo fueron aceptados en el mercado. Después de Supreme corq aparecieron en el mercado otras compañías dedicadas a la producción de cierres sintéticos como Neocork, Nomaco y Nomacorc. Obviamente, se inició una batalla legal para tratar de demostrar cuál era la compañía dueña de la patente y de los derechos de producción. Al final, todas estas compañías siguen produciendo tapones de muy buena calidad y con mucha aceptación entre los productores y los consumidores.
Al igual que en otros países, en Australia durante años se habían presentado problemas de acorchamiento en los vinos de todas las gamas de precios y calidades. Los diferentes productores presentaron el problema al Instituto de australiano de Investigación Enológica para que les diera una solución a este problema. La investigación consistió en embotellar un vino y cerrar las botellas con corcho natural, corcho sintético, taparosca y vidrio de diferentes tipos y diferentes compañías. Los vinos fueron degustados por una gran cantidad de expertos a lo largo de dos años, a diferentes horas del día, bajo diferentes condiciones ambientales, y utilizando diferentes controles. Los investigadores concluyeron que los vinos evolucionaban de una mejor manera cuando eran cerrados con taparoscas. Las taparoscas no generaban aromas de acorchamiento, se intensificaban los aromas y el color del vino presentaba más tonos rojos y violetas que el resto de los tapones. No obstante que intentos de mercadotecnia previos habían demostrado que la aceptación de estos cierres no era buena por los consumidores, decidieron hacer un nuevo intento. En 1995, un grupo de bodegas iniciaron un embotellado de vinos de alta gama para mostrar al mundo que tenían confianza en estos cierres. Después de muy poco tiempo, los vinos australianos fueron aceptados por todo el mundo como vinos de calidad por el producto dentro de la botella, independientemente del tipo de cierre utilizado. Muy pronto, los vinos de Nueva Zelanda decidieron seguir el mismo camino de Australia y muy pronto, casi todas las bodegas de Malborough estaban cerrando las botellas de su preciado Sauvignon blanc con taparosca.
En otra historia de ingenio e industrialización, Karl Matheis, un médico
homeopático alemán durante una visita a la bodega de su amigo Hans Marx en
Worms, Alemania, discutieron el problema recurrente de acorchamiento en sus vinos. Marx se encontraba en el proceso de cambiar
los corchos de sus botellas por unos cierres de hule, sin estar del todo
convencido. Matheis sugirió a Marx el
uso de tapones de vidrio similares a los que el utilizaba en sus botellas
homeopáticas. Después de discutir esta
posibilidad, llegaron a la conclusión de que no era posible debido a que no
había en el mercado un producto para las botellas de vino. Matheis decidió no darse por vencido e inició
la patente de esta nueva idea. Matheis
consultó con varias compañías alemanas productoras de vidrio pero ninguna se
interesó en su idea, hasta que una pequeña empresa familiar decidió hacer
algunas pruebas. Debido a la falta de
recursos, Matheis decidió llevar la idea Alcoa, una compañía que ya producía una
gran cantidad de taparoscas para la industria vinícola. Alcoa asignó a tres ingenieros y 350,000
dólares al proyecto, y en seis meses ya tenían un prototipo listo para salir al
mercado. El tapón fue presentado a la
industria vinícola en el 2003 con el nombre de Vin-lok. Los tapones de vidrio tienen un costo más
alto que los corchos naturales y otros cierres sintéticos. Sin embargo, estos tapones son considerados los
cierres más elegantes o más sofisticados en el mercado. No obstante su mayor costo, en el 2005, Alcoa
vendió 10 millones de tapones y en el 2006 vendieron 20 millones. La gran mayoría de las ventas de estos tapones
de vidrio se hacen en Europa, sin embargo, me ha tocado degustar algunos vinos
americanos con este tipo de cierre (Surh Luchtel Cellars, Cabernet Sauvignon,
Napa; Crauford, Petit verdot, Napa).
Las corcholatas han sido un cierre preferido en la industria cervecera y
refresquera. Las corcholatas fueron
inicialmente concebidas con un sello de corcho en la parte interior para
asegurar un cierre perfecto (de ahí su nombre “corcho-lata”). En la actualidad, el corcho de la parte
interna de las corcholatas ha sido sustituido por hule o algún otro polímero. Este cierre es extremadamente barato y muy
seguro por lo que ha llamado la atención de algunos productores de vino,
especialmente de algunos productores de vinos espumosos. Me ha tocado degustar algunos Cavas y
proseccos que tienen una corcholata por cierre (Il, prosecco, Italia). El vino ha resultado ser de excelente calidad
y el concepto del uso de este tapón alternativo resulta ser un interesante
concepto de mercadotecnia.
La última innovación en el mercado ha sido el cierre Zork. Este cierre está compuesto de un polímero de
hule que además no requiere de un sacacorchos para abrir la botella. Este cierre tienen una tira de hule que es desenrollado
para abrir la botella. Además, el tapón
puede ser reinsertado en la botella con mucha facilidad para preservar el vino. El costo de este cierre es más elevado que el
corcho natural y que los cierres alternativos, sin embargo, muchas compañías han
optado por este cierre para sus vinos.
El consumidor en otros países ha aceptado este cierre debido a que ya no
es necesario llevar sacacorchos para poder abrir estos los vinos que tienen
estos cierres, lo cual los hace prácticos y accesibles. Es muy pronto para evaluar la aceptación de
este tipo de cierre pero la compañía asegura que se vendieron más de 40
millones de cierres el año pasado y sus ventas van en aumento. En México, Fratelli Pasini ha utilizado este tapón
alternativo en su nueva producción de Nuda 2011.