

Los límites de detección de estas pirazinas son extremadamente bajos y pueden ser detectados
por la mayoría de los consumidores en concentraciones de hasta 2
partes por trillón (ppt). En general se
sabe que los límites de detección de estas moléculas en agua es de 2 ppt, en
vino blanco es de aproximadamente 6 ppt y en vino tinto es de aproximadamente
10-16 ppt. Estas moléculas no son producidas o sintetizadas en todos los varietales de uva.
En especifico, metoxipirazina se sintetiza en seis varietales genéticamente relacionados con el
Cabernet Sauvignon: Cabernet sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Sauvignon Blanc,
semillon y Carmenere. Debido a esto, los
vinos producidos con estos varietales frecuentemente son caracterizados con
aromas de pimiento morrón, verdes, paja cortada, césped, etc. Otros varietales
no generan estas moléculas en niveles lo suficientemente altos como para ser
detectados.
Las pirazinas, y específicamente metoxipirazina, son las moléculas que más
frecuentemente están asociadas a estos aromas verdes, sin embargo, existen
otras moléculas que pueden aportar algunos aromas verdes a los vinos. Por otro lado, las pirazinas pueden actuar de
una manera sinergística (en conjunto) con otras moléculas presentes en la uva y
amplificar estos aromas verdes. Las
moléculas más importantes en la generación de los aromas verdes en el vino son 3-isobutil-2-metoxypirazina
(IBMP), 3-sec-butil-2-metoxipirazina (SBMP), y 3-isopropil-2-metoxipirazina
(IPMP).

El proceso de vinificación también impacta en gran medida la concentración
final de pirazinas en el vino. Se ha
demostrado, por ejemplo, que los vinos clarificados antes de que se realice la
fermentación tienen niveles más bajos de pirazinas que aquellos que no son
clarificados. Por lo anterior, muchos de los mostos
Sauvignon blanc en Nueva Zelanda son enfriados antes de iniciar la fermentación
con la idea de facilitar una precipitación y decantación de la materia orgánica
insoluble. Esta precipitación de materia
orgánica ayuda a extraer pirazinas del mosto y en consecuencia el vino
producido tienen niveles más bajos de aromas vegetales. La gran mayoría de las pirazinas se
encuentran en las pieles de las uvas por lo que el prensado de las uvas u
orujos a altas presiones genera vinos con mayores concentraciones de
pirazinas.
Las pirazinas se encuentran en diferentes partes de la uva. En la siguiente figura se observa que la
concentración de pirazinas en el raquis (estructura vegetal del racimo que une
a todas las uvas) aporta más del 53% de esta molécula, mientras que la uva el
resto. Esto significa que si durante la
maceración se incorpora una gran cantidad de raquis y otros tejidos verdes de la vid, los niveles de pirazinas
se incrementaran en el vino. Por otro
lado, el 67% de las pirazinas de las uvas se encuentran en las pieles y el
resto en las semillas. Es decir, la gran
mayoría de los aromas verdes en el vino son aportados por las pieles. Por lo anterior, las uvas con una mayor
relación de superficie sobre volumen (granos chicos) aportaran mayores niveles
de pirazinas.
Debido a que las pirazinas se encuentran en las pieles de las uvas, los vinos producidos con uva prensada generan más altos niveles de pirazinas y mayores niveles aromáticos de hierba, césped y otros aromas verdes. Por otro lado, las pirazinas son moléculas poco lábiles (que se degradan lentamente) en condiciones de guarda (vino embotellado) por lo que estos aromas se degradan lentamente y perduran varios años en los vinos embotellados. Por lo anterior, es poco efectivo el guardar unos vinos en botella por varios años con la esperanza de que los aromas verdes sean menos perceptibles.
La concentración de pirazinas
varía a medida que la uva madura. En
general, la concentración de esta molécula disminuye a medida que madura la
uva. En la siguiente tabla se puede
observar que antes del envero (periodo de cambio de color de las uvas) cuando
la concentración de azúcar es bajo (bajos grados Brix) la concentración de
pirazinas en Cab. Sauvignon y Cab. Franc es muy alto, pero a media que la
concentración de azúcar en las uvas aumenta durante la maduración, la
concentración de pirazinas disminuye dramáticamente (Koch et al 2010). Sin embargo, una vez que se ha alcanzado la
maduración, los niveles de pirazinas se mantienen constantes por lo que
mantener las uvas en las vides por periodos más largos generará una
concentración de azúcar, una disminución de ácidos orgánicos, pero no generará
una disminución de pirazinas y de los aromas verdes. Este estudio evaluó la concentración de pirazinas en aproximadamente 50 varietales y, al igual que otros estudios, solo encontró la presencia de estas moléculas en Cabernet sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Sauvignon Blanc, semillon (Carmenere no fué evaluado en este estudio, aunque otros estudios han demostrado altos niveles en este varietal).
El clima y la temperatura
ambiental durante el periodo de maduración también tienen una gran influencia
en la concentración de pirazinas en las uvas.
Las temperaturas más bajas durante la maduración conllevan a producir
uvas con mayores niveles de pirazinas, mientras que temperaturas cálidas
generan uvas con menores niveles de pirazinas.
De igual manera niveles altos de humedad relativa tienden a generar
mayores niveles de pirazinas en las uvas.
Menores irradiancias debido a años con altos niveles nubes o neblinas
generalmente generan uvas con mayores niveles de pirazinas.


Las prácticas enológicas también
juegan un papel importante en la concentración final de pirazinas en un
vino. Debido a que las mayores concentraciones
de pirazinas se encuentran en el raquis, pieles y semillas, las prácticas
enológicas que incluyan altas concentraciones de estos componentes de la uva
tenderán a producir vinos con mayores niveles de pirazinas. Por otro lado, vinos producidos después de prensar
los hollejos al finalizar la fermentación alcohólica producirán caldos con
mucho mayores niveles de pirazinas y aromas verdes, que aquellos vinos
producidos con mosto gota o lágrima (sin prensar). La inclusión de grandes cantidades de
catarinas u otros insectos que poseen altos niveles de pirazinas potencialmente
pueden aumentar la sensación de aromas verdes en el vino terminado debido a que estos insectos también sintetizan esta molécula.

En resumen, las pirazinas son
unas moléculas que se encuentran en algunas plantas, incluyendo las uvas, y en algunos
insectos. Estas moléculas generan los aromas
verdes en vinos que sintetizan altos niveles de pirazinas. Las pirazinas
se sintetizan en la familia de uvas relacionadas con el Cabernet sauvignon,
otras uvas no presentan estas moléculas y estos aromas verdes son percibidos en menor medida. Las moléculas que generan aromas verdes en
los vinos se degradan con luz, por lo que prácticas viticulturales que expongan
las uvas a la luz generan vinos con menores niveles de aromas verdes. La concentración de pirazinas tiende a disminuir con la maduración. Prácticas viticulturales como la intensidad de la poda, la severidad del deshoje, la manipulación del follaje, etc. impactan dramáticamente en la concentración de pirzainas en la uva. El clima frio y nublado, bajas temperaturas,
alta humedad también impacta la concentración de pirazinas. Por último, las prácticas enológicas también
pueden generar vinos con mayores o menores niveles de estos aromas verdes.
Estimado Alejandro siempre es un placer leer tus artículos pero este en especial me ayudo mucho a resumir y concretar ideas que tenía sobre este tema. Muchas Gracias por transmitir con tanta claridad lo que sabes y lo que vas descubriendo.
ResponderEliminarJuan Carlos Flores Mazón (Sommelier consultor en Los Cabos y actualmente coordinador del posgrado para Sommelier en la Escuela Culinaria Internacional campus GDL). Ya he tenido el gusto de estar degustando tus vinos en la bodega y espero volver pronto, saludos!
Excelente artículo: muy claro!
ResponderEliminarMuy buen resumen, gracias!
ResponderEliminarExcelente artículo! Gracias por compartir la informacion. Saludos!
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