Uno de los mitos que más han
perdurado sobre la comida y el vino sin duda alguna es la zonificación de la
lengua para detectar lo salado, amargo, dulce y ácido. Este cuento nos lo han platicado desde la
primaria y aun se sigue contando en las catas o en cualquier curso relacionado
al vino. De igual manera, muchos
profesores en las escuelas de gastronomía y vinicultura siguen impartiendo
clases sobre la percepción del gusto mostrando la imagen de una lengua con las
diferentes regiones donde se percibe lo dulce, salado, ácido y amargo. Lo increíble de esto, es que tenemos todas las
herramientas para comprobar la veracidad o falsedad de este mito y no lo
hacemos. Se nos ha platicado hasta el
cansancio que la sensación de dulce se percibe con la punta de la lengua, sin
embargo, solo basta tocar con la punta de la lengua unos cuantos granitos de
sal para saber que lo que estamos probando es sal. De igual manera, solo basta colocar la punta
de la lengua en un limón para saber que la sensación percibida es ácida. El mismo experimento se puede realizar
colocando unos cuantos granos de azúcar en la región de la lengua supuestamente
asociada a la sensación ácida o amarga. Además,
sabemos que cuando comemos un chocolate, podemos percibir lo dulce y lo amargo
en toda la lengua y no solamente en regiones específicas de la lengua. ¿Por qué entonces aceptamos estos mitos
cuando nos los cuentan? ¿pereza para analizar y cuestionar la información que
recibimos? Independientemente de la razón, es importante que no perpetuemos
estos mitos.
Una de las razones por la que
este mito ha perdurado tanto se debe en gran medida a que el sentido del gusto
es uno de los menos estudiados. La falta
de estudios relacionados al gusto puede deberse a que generalmente pensamos que
otros sentidos como la vista y la audición juegan un papel más importante en
nuestra calidad de vida. Sin embargo, el
mito de las diferentes zonas del gusto en la lengua ha sido desacreditado desde
hace décadas por numerosas investigaciones.

Este diagrama y estas ideas fueron rápidamente aceptados por la comunidad
científica y publicadas en numerosos libros de texto a todos los niveles. No fue sino hasta la década de los 70’s del
siglo pasado que Collings y colaboradores repitieron los experimentos de Hanig
y concluyeron que si había diferencias en la percepción de los sabores (igual
que el artículo original), pero que las diferencias son prácticamente
imperceptibles (igual que el artículo original). Otros estudios también demostraron que no
existen diferencias prácticas (la mayoría de la gente no las percibe) en la
zonificación de los sabores en la lengua.
No obstante estos estudios, el mito de la zonificación ha perdurado
hasta nuestros días, se sigue enseñando a todos los niveles educativos y se
imprime como cierto en libros de texto.


Las células receptoras del gusto
están dispuestas en unas estructuras llamadas papilas que se encuentran
recubriendo la lengua y parte del paladar. Debido a que algunas papilas gustativas se
encuentran en el paladar, es importante que a la hora de degustar un vino,
hagamos circular todo el líquido por la boca y así exponerlo a la mayor
cantidad de papilas gustativas (tanto las de la lengua, como las del
paladar). Las papilas gustativas son
percibidas como pequeñas protuberancias que dan una sensación de rugosidad en
la lengua. Aunque tenemos papilas en la
lengua, no todas estas papilas tienen la capacidad de percibir sabores.
La papilas filiformes (“en forma
de hilos”) son las más numerosas, sin embargo carecen de células gustativas y
solo juegan un papel importante en la sensación táctil y térmica a la hora de
degustar un alimento o bebida. Las
papilas filiformes tienen una mayor densidad en la parte superior de la lengua. Las papilas fungiformes (“en forma de
hongo”) contienen papilas (conjunto de células gustativas) gustativas y son responsables
en gran medida de la sensibilidad de los sabores (de nuevo, salado, dulce,
amargo, ácido…solamente). Estas células
se encuentran en toda la lengua. Las
papilas fungiformes tienen la misma capacidad de captar los sabores salados,
dulces, ácidos y amargos. Por lo
anterior, no existen zonas delimitadas para lo dulce, lo salado, lo amargo o lo
ácido. Las células gustativas de estas
papilas compiten, de igual manera, por recibir el estimulo (ácido, amargo,
dulce y salado) del gusto aportado por la comida o la bebida. Existen otras papilas gustativas como las
papilas circunvaladas y las filiformes.

En conclusión, el mito de las diferentes zonas de la lengua encargadas de detector
las diferentes percepciones del gusto es falso. En principio, este mito se generó a principios
del siglo pasado debido a una mala traducción de un trabajo científico que
originalmente confirmaba que no había zonas claramente diferenciadas en la
percepción de las sensaciones del gusto.
El mito de las zonas de percepción de la lengua ha sido difícil de
erradicar de los libros de texto a nivel primaria, secundaria y preparatoria
por lo que se sigue perpetuando. Es fácil
comprobar la percepción de los cuatro sabores primarios del gusto en la lengua
colocando un poco de azúcar, sal o ácido en la lengua.
Hänig, D. P. 1901. Zur Psychophysik des Geschmackssinnes. Philosophische Studien 17: 576-623.
Chaudhari N y Roper SD. 2010. The cell biology of taste. J. Cell. Biol. 9: 190:285-96.
Otro mito del vino, el origen de la uva Syrah lo puedes leer en aqui
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