La vid es una planta que se reproduce sexualmente y por lo tanto, produce flores. Las uvas y las semillas, son el producto final de esa floración (la fruta). Las semillas que se encuentran dentro de las uvas tienen la capacidad de germinar y producir nuevas vides. Sin embargo, el método que más comúnmente se utiliza para plantar un viñedo es la reproducción vegetativa. Es decir, secciones del sarmiento son manipuladas para que generen nuevas raíces y de esta manera se asegura que las características genéticas de la planta madre son conservadas. Este método de reproducción es rápido, efectivo y con altas tasas de éxito.
En muchas ocasiones, algunas de las nuevas vides plantadas mueren debido a que no reciben suficiente agua, a que los conejos y liebres se comen los nuevos brotes hasta destruirlas, aque los topos destruyen las raíces, debido a la falta de nutrientes, la competencia con vides más viejas, etc. Al siguiente año es necesario replantar las vides que murieron para que el viñedo sea lo más productivo posible. Bajo estas circunstancias, es difícil que una vid joven replantada en el lugar donde murió la otra, crezca de una manera vigorosa. La nueva vid joven ahora tiene que competir por agua y nutrientes contra las otras vides que ya tienen bien establecido su sistema radicular. Las otras vides succionarán la mayoría del agua y los nutrientes y la nueva vid se verá limitada. Lo anterior hace que el establecimiento de esta nueva vid se dificulte.
Un método muy efectivo para propagar las vides es utilizar algún sarmiento sin cortarlo de las vides viejas (vides madre). Entre la gente del campo de esta zona, a este método lo llaman la reproducción por medio de “modroños”. El método consiste en colocar un sarmiento largo y bajo de una vid adyacente a una que murió en la tierra para que poco a poco genere raíz. Debido a que este sarmiento no es cortado de la vid vieja, este sarmiento está siendo nutrido por la vid madre. A lo largo de un año o dos, el sarmiento que se colocó bajo tierra empieza a generar raíces y después de este tiempo, se corta la conexión con la vid madre y ya puede sobrevivir por si sola, ya que durante este tiempo generó su propia raíz.
Para poder llevar a cabo este método de re-plantación es necesario elegir un sarmiento y manipularlo de tal manera que su crecimiento se dirija hacia abajo y cerca de la vid que murió. Al año siguiente, cuando se realizan las labores de poda y los sarmientos no tienen hojas, se hace un hoyo donde se colocará el sarmiento. Con cuidado se dobla el sarmiento formando una “U” y se entierra. Por un lado de la “U” el sarmiento está conectado a la vid madre y por el otro saldrá de la tierra un pedazo de sarmiento con una o dos yemas. De estas yemas se generarán nuevos sarmientos que darán forma a la nueva vid. De nuevo, después de mantener el sarmiento enterrado y unido a la vid madre por uno o dos años, se separa la nueva vid cortando la unión con la vid madre. Este es un método efectivo para replantar algunas de las vides que “fallaron” en plantaciones anteriores, sin embargo, es un método tedioso que requiere tiempo y solo sirve para plantar unas cuantas vides por año. Si hubiera muchas fallas en el viñedo, es mejor tratar de nuevo con sarmientos barbados (sarmientos con raíces bien desarrolladas).
Ajuste de un sarmiento hacia la zona de replantación
Se hace un hoyo en la zona de replantación y se coloca el sarmiento en forma de “U”
Dos yemas en la parte exterior listas para brotar
Brotación. Generalmente se elige un brote para que crezca y el otro es eliminado. Esto asegura que el sarmiento elegido tendrá un crecimiento vigoroso
En un año el sarmiento alcanzó el alambre de conducción y ya puede ser separado de la planta madre
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