Muchas veces oímos historias que debido a que se repiten tanto terminamos
creyéndolas sin hacer un cuestionamiento de lo que nos están contando. Una de estas historias creo que es el
“impacto de las brisas marinas sobre la salinidad de los vinos”. Esta idea de que las brisas aportan salinidad
a una zona, en especifico al Valle de Guadalupe, y que genera vinos salados la
he oído desde hace varios años y nunca le había prestado atención hasta que en
un festival de vinos me tocó escuchar una conversación acalorada sobre este
tema entre dos enófilos. El tema de las
brisas marinas es cercano a mí debido a que siendo de Ensenada, todos los
veranos y otoños me toca ver densas nieblas en la ciudad (ver foto abajo) y los campos aledaños,
incluyendo nuestro viñedo en San Antonio de las Minas. Por otro lado, mi formación como Oceanólogo
me obligó a estudiar parte de este fenómeno mientras cursaba materias de
Ocenografía Física, Oceanografía Costera, Procesos Costeros, etc.
De inicio, la idea de que las BRISAS aportan salinidad es incorrecta debido
a que las brisas son vientos que no necesariamente acarrean humedad. El viento (aire en movimiento) per se no
tiene salinidad, pero la humedad que mueve algunas veces, en principio podría contener
algo de salinidad. La brisa es un viento
que se genera cuando masas de aire se mueven debido al calentamiento de la
tierra por el sol. Cuando una parte de
la superficie terrestre se calienta, el aire que está en contacto con esa
superficie también se caliente y se hace menos denso. Al ser menos denso, el aire caliente tiende a
subir. Este principio se utiliza para
hacer subir globos aerostáticos mediante el calentamiento del aire atrapado
dentro del globo. En la superficie
terrestre, el aire caliente que sube tiene que ser remplazado con aire de zonas
más bajas y más frías (del mar, por ejemplo).
Existen diferentes tipos de brisas como las brisas marinas, y brisas de
valles y montañas. Obviamente, las
brisas marinas se generan en las costas y se producen por el calentamiento de
la tierra que a su vez calienta el aire.
El aire caliente de la tierra al calentarse durante el día se vuelve
menos denso y sube. Este aire es
remplazado por aire frio y más denso que está en el mar, y esto causa el
viento que llamamos brisa. Las brisas
no son exclusivas de regiones cercanas al mar, en zonas con valles y montañas
también se presenta este fenómeno.
Durante el día, las zonas altas de las montañas se pueden calentar y
esto calienta el aire que está en contacto con estas montañas. De igual manera, el aire se vuelve menos
denso y sube. Este aire es remplazado
por aire frio de los valles que causa las brisas de valles y montañas. Durante las noches, este fenómeno se puede invertir si la temperatura del aire de las montañas es más bajo que la temperatura del aire de los valles o del mar.
Las brisas por lo tanto son vientos que por si mismo no están salados. Es decir, el viento no está salado. Por lo tanto, creo que cuando la gente habla
de las sales acarreadas por los vientos o del impacto de la salinidad por las
brisas, más bien se refieren a la salinidad que podría contener las neblinas
que mueven las brisas. Las neblinas no
siempre forman parte de las brisas, es decir, en muchas ocasiones hay vientos o
brisas que no tienen humedad.
En algunas ocasiones, las brisas marinas transportan NIEBLA o NEBLINA
tierra adentro. La niebla o neblina es
un fenómeno meteorológico que consiste en nubes muy bajas. Al igual que las nubes, estas neblinas están
formadas por partículas de agua muy pequeñas en suspensión. La mayor parte de
las nieblas se producen mediante la evaporación del agua del mar, de los lagos
o de la misma tierra. Si la temperatura
del ambiente es fría causa que el vapor de agua se condense formando pequeñas partículas
de agua, y eventualmente nubes o neblinas.
El pensar que una neblina podría ser la causa del transporte de sales es un
tanto ilógico debido a que durante la evaporación del agua, solo moléculas de
agua se separan del mar, las sales se quedan en el mar. Si las neblinas transportaran sales, veríamos
los cerros y las zonas continentales cubiertos de sal por el impacto de las
neblinas después de millones de años de recurrencia de este fenómeno. Por otro lado, es relativamente fácil el
evaluar la concentración de sales en el agua de lluvia y en las partículas de
agua de las neblinas. De hecho, existen
una gran cantidad de publicaciones científicas en donde se reportan las
salinidades del agua de lluvia y de las neblinas.
En el estudio científico realizado por Beiderwieden y colaboradores (2005) se
presenta la caracterización química del agua de lluvia y de las neblinas que se
generan en el mar. El agua de lluvia se
colecta directamente de la precipitación, mientras que la humedad de las
neblinas se captura mediante colectores pasivos. Los colectores pasivos son placas de metal o
plástico que precipitan la humedad de las neblinas hasta producir gotas que
posteriormente son colectadas en tubos limpios.
En este estudio, a estas muestras de neblina y lluvia se les determinó
la concentración de diferentes iones como NH4+, K+,
Na+, Ca2+, Mg2+, Cl−, NO−3,
PO3−4 y SO2−4.
La conductividad eléctrica se utiliza para estimar la
concentración de sales que contiene una solución. El
agua es un mal conductor de la electricidad, pero la conductividad de esta aumenta
a medida que se incrementa la concentración de sales (electrolitos). El agua destilada, por ejemplo, tiene una conductividad
de aproximadamente 10 µS/cm (microSiemens/cm) , el agua potable tiene una conductividad de 50-500 µS/cm y
el agua de mar tiene una conductividad de aproximadamente 50,000 µS/cm. Lo anterior indica claramente que al aumentar
la salinidad, aumenta la conductividad.
Por otro lado, la conductividad de una solución se determina con un instrumento
llamado conductímetro. Este conductímetro
utiliza un electrodo que mide la corriente eléctrica de una solución entre dos polos.
En las siguientes tablas se presentan los resultados del estudio de Beiderwieden. Se puede ver que tanto el agua de lluvia y el
agua de las neblinas contienen algunos iones, sin embargo, la concentración de
dichos iones es extremadamente baja. El
agua de lluvia y la neblina tienen una conductividad similar a la que se
obtiene en el agua destilada. Es decir,
contienen muy baja concentración de sales.
Tanto el agua de lluvia como la neblina contienen concentraciones
similares y muy bajas de sales. Por lo
tanto, es difícil pensar que las neblinas que acarrean las brisas marinas
puedan aportar suficientes sales a los acuíferos que se encuentran mar
adentro. De nuevo, si las neblinas
tuvieran significantes concentraciones de sales, las montañas y otros cuerpos
terrestres estarían cubiertos de sal con el paso de millones de años, y esto no
sucede. El agua de las neblinas es tan de buena calidad que es atrapada por
colectores de neblina en Chile y Perú para aportar agua a pequeños proyectos agrícolas
en regiones remotas.
Puedo concluir que si las neblinas tienen prácticamente la misma baja
salinidad que el agua de lluvia, no aportan concentraciones considerables de
sales a la tierra. Por lo tanto, creo
que la idea de que las “brisas marinas” o más bien las neblinas que son
acarreadas por las brisas marinas impactan en la salinidad de los vinos en
regiones costeras NO ES CIERTA (opinion personal).
Por último y muy importante, sin
duda alguna que las brisas y las neblinas si pueden impactar la calidad y el
estilo de un vino, pero no desde el punto de la salinidad. Las brisas mueven aire frio del mar hacia las
montañas. Este aire frio sin duda alguna
que juega un papel importante en el micro-clima de las zonas costeras. Por lo anterior, los viñedos que estén
influenciados por estas brisas marinas estarán expuestos a temperaturas más
bajas que otras zonas que se encuentran alejadas del mar y de estas
brisas. Las zonas costeras de la costa de
California, por ejemplo, son frías y son consideradas aptas o ideales para el
cultivo de varietales que expresan mucha frutalidad como el Pinot noir,
riesling, sauvignon blanc. Por otro
lado, las zonas centrales de California que no están expuestas a las brisas
marinas son mucho más calientes y son aprovechadas para cultivar otros
varietales con otras características de maduración como son el Zinfandel,
Grenache, etc.
Las neblinas también impactan la viticultura de una región costera. Las neblinas incrementan la humedad del suelo
y la humedad relativa del ambiente en la zonas costeras. La humedad que aportan las neblinas es
suficiente para satisfacer las necesidades hídricas de plantas y sistemas ecológicos
costeros, sin embargo, esta humedad no es suficiente para mantener cultivos
agrícolas comerciales. En el caso de los
viñedos costeros, la humedad generada por las neblinas puede causar la
proliferación de hongos (cenicilla, oidio, etc.). La proliferación de estos hongos sin duda
alguna que se incrementa significativamente al aumentar la humedad relativa del
medio ambiente. En estos casos, los
viñedos costeros tienen que ser protegidos de una manera más intensa con azufre
y otros fungicidas, que aquellos que se encuentran en zonas donde la humedad
relativa del medio ambiente es baja.
Tablas tomadas de:
Beiderwieden
E., T. Wrzesinsky, and O. Klemm. 2005. Chemical characterization of fog and
rain water collected at the eastern Andes Cordillera. Hydrology and Earth System Sciences
Discussions 2:863–885
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