La gran mayoría de la energía que llega a la tierra proviene del sol. Antes de llegar a la tierra, los gases de la
atmósfera absorben calor mientras que otra parte de esta energía es reflejada
por las partículas suspendidas. Después
de la absorción por la atmosfera, la energía incide la superficie terrestre en
donde la gran mayoría es absorbida por el mar, otra parte es absorbida por la
tierra y otra parte es reflejada de nuevo hacia la atmósfera. El incremento de gases en la atmósfera,
debido a la quema de combustibles fósiles desde inicios de 1800, retiene gran
parte de esta energía reflejada. Esta
retención de energía por gases de la atmósfera es lo que se conoce como “efecto
invernadero” (un invernadero mantiene el calor dentro de un espacio confinado,
lo que acelera el crecimiento de las plantas).
Los gases responsables de absorber la radiación infraroja son el vapor
de agua, dióxido de carbono (CO2), metano y ozono. La concentración de CO2 de la atmósfera ha
aumentado muy rápidamente desde 1958.
Actividades humanas desde la revolución industrial ha incrementado
notablemente la concentración de gases invernadero (que absorben la radiación
infraroja) en la atmósfera.
Especialmente el incremento de dióxido de carbón y metano ha causado que
la energía reflejada por los océanos y la tierra sea retenida en la
atmosfera. La concentración de CO2 ha
aumentado 40% y la concentración de metano se ha incrementado 150% desde
1750. Aunque a lo largo del tiempo se
dan variaciones de la concentración de estos gases en la atmósfera, los niveles
actuales de estos gases son mucho más altos que los que se han medido para los
últimos 800,000 años en muestras de hielo en diferentes partes del mundo. Se ha demostrado que existe una correlación
(varían de una manera similar) entre el CO2 de la atmósfera y la temperatura,
es decir que al aumentar la concentración de CO2 en la atmósfera aumenta la
temperatura. Se prevé que la
concentración de CO2 siga aumentando en los próximos 100 años.
Increíblemente, existen personas que creen que el calentamiento global es
un invento de varias naciones y que miles de investigadores se han puesto de
acuerdo para engañar al mundo entero (no me queda claro cuál sería el objetivo
de esto). Sin embargo, existen
evidencias claras del cambio climático relacionado a actividades antropogénicas
(actividades humanas). Por ejemplo, se
ha medido un aumento del nivel del mar de aproximadamente 20 cm en el último
siglo y se ha monitoreado un incremento de la temperatura global en
aproximadamente 1.5°C. Otras evidencias son el aumento de la
temperatura del los océanos en los últimos 150 años, el decremento de 200 km
cúbicos de hielo por año desde 2002
en Groenlandia, el rápido decremento
de la capa de hielo del antártico, la rápida reducción de los glaciares,
incremento de notable de eventos de temperatura extrema y reducción de eventos
extremos de baja temperatura a nivel global, acidificación del mar, etc., etc.,
etc.
El clima impacta la agricultura, por lo que sin duda alguna, el cambio
climático global tiene el potencial de impactar toda la agricultura del mundo,
incluyendo la viticultura. Históricamente
se ha demostrado que la estrecha zona climática donde se produce uva de calidad
para vino de mesa es muy sensible a variaciones climáticas, incluyendo cambios
climáticos de largo plazo. Por lo tanto,
el cambio climático global tiene el potencial de influir en la brotación,
floración y maduración de las uvas. De
igual manera, este cambio tiene el potencial de cambiar el estilo y la calidad
de algunos vinos en algunas regiones del mundo.
La temperatura (el clima) afecta el crecimiento de la vid y la producción
de vino de diferentes maneras. Desde el
punto de vista fisiológico, el aumento de CO2 podría afectar positivamente la
fotosíntesis (el CO2 es crítico para la fotosíntesis), sin embargo, se ha
demostrado que el CO2 también reduce la absorción de nitrógeno en cereales,
resultando en cosechas con menor contenido nutricional. Por otro lado, el incremento global de la
temperatura aunado a la reducción de lluvias como resultado del cambio
climático ha causado el aumento del estrés hídrico en algunas plantas de tal
manera que se han reducido sustancialmente los rendimientos. Más aun, el aumento de la temperatura en
algunas zonas agrícolas ha aumentado el rango de distribución y la densidad de
algunos insectos que consumen algunos cultivos.
Lo anterior ha aumentado la presión de herbivoría de los insectos sobre
las cosechas y además ha causado que se cambien métodos y las costumbres de
cultivo en algunas regiones del mundo. Un
ejemplo de la expansión de los insectos debido al cambio climático es el
informe de la presencia del mosco portador del Dengue (insecto tropical) en
Ensenada, Baja California en el 2012.
Las vides están adaptadas a rangos de temperatura relativamente estrechos. En la siguiente figura se presenta el rango
de temperatura en el que las vides producen uva de la mejor calidad. Sin duda alguna que las vides pueden crecer y
producir uva en rango más amplio que el que se presenta en la figura, sin
embargo, la calidad de las uvas decrece significativamente a temperaturas más
altas o más bajas a las que está adaptada la vid. La uva Pinot gris, por ejemplo, produce la
mejor uva cuando la temperatura promedio de la temporada de crecimiento está
entre 13 y 15°C. Por otro lado, se considera que la uva
Tempranillo produce las mejores uvas cuando el promedio de la temporada de
crecimiento se encuentra entre 16 y 19°C y la uva Nebbiolo entre 18 y 20°C. Por
lo anterior, si la temperatura promedio donde crecen uvas tempranillo en
España, México o cualquier otra parte aumenta de 19 a 21°C, estarán fuera del rango donde se
producen las uvas de mejor calidad. Sin
duda que estas uvas tempranillo estarán produciendo uva, pero la calidad del
producto no será igual. Lo mismo sucedería
con el resto de los varietales. En los
últimos 200 años la temperatura global promedio ha aumentado aproximadamente
1-1.5°C, lo que significa que en algunas zonas
la temperatura óptima para el crecimiento de algunos varietales ha sido
desplazada. Desafortunadamente, los
modelos predictivos indican que habrá un incremento de la temperatura promedio
de aproximadamente 4°C en los
próximos 100 años. Con este aumento,
algunas de las vides que producen uva de calidad en México empezarán a
experimentar estrés térmico e hídrico (debido al cambio de patrones de lluvia)
que causarán que se modifique su calidad.
Las zonas viticulturales en México se encuentran en el límite o fuera de la
franja de crecimiento de la vid conocida como zona mediterránea (30-50° N).
Bajo este esquema, la viticultura en nuestro país se encuentra
especialmente afectada por los cambios climáticos globales. Es decir, el valle de Guadalupe se encuentra
en el paralelo 32° N, Valle de
Parras, Coahuila se encuentra en el paralelo 25° N, Aguascalientes en el paralelo 21° N y Querétaro en el paralelo 20° N (estos 3 últimos sitios fuera de la
zona mediterránea). Sin duda alguna que
en estas zonas se puede cultivar uva de calidad, sin embargo, un aumento de la
temperatura hará que las uvas no expresen su máximo potencial. Veranos más calientes generará uva con
mayores concentraciones de azúcar, menor acidez y un cambio en la concentración
de antocianos y polifenoles. Los cambios
de temperatura global tendrán un impacto en los patrones de lluvia, lo cual
también afectará la fisiología de la vid, así como las técnicas de cultivo en
algunas zonas del mundo, incluyendo México.
Como consecuencia del cambio climático, en Napa, California, ya se ha
experimentado un cambio en el clima. En
la siguiente figura se puede apreciar que la temperatura ha aumentado 0.73°C en los últimos 50 años (y más de 1°C en los últimos 100 años, Jones
2005). De igual manera, se puede
observar que los valores promedios máximos han aumentado en 0.68°C y los valores mínimos promedios en la
zona han aumentado en 1.37°C en los últimos 50 años. Esto
significa que los eventos de intenso calor se han intensificado en esta zona,
pero también, el invierno se ha vuelto más caliente. Ambos casos son críticos para una maduración
adecuada para la uva, si en el verano se experimentan golpes de calor
frecuentes, se acelerará la concentración de azúcares demasiado rápido y eso no
es bueno para la maduración adecuada de la uva.
Por otro lado, en el invierno las uvas necesitan cierta cantidad de
horas de frio (debajo de 5-7°C), si esto no sucede, la brotación y la floración se ven afectadas. El incremento de temperatura no es exclusivo
de Napa, incremento similar se ha observado en Sonoma, Washington, Oregón
(Jones 2005) y en Francia (Jones 2011).
Analizando los datos del día de cosecha de la uva Pinot noir en Borgoña se
puede evidenciar un decremento en el tiempo de maduración desde 1800. En Borgoña sea reportado cuidadosamente por
bodegas y municipalidades la fecha de la cosecha de Pinot noir desde el siglo
XII (Chuine et al 2004). Se puede ver en
la siguiente gráfica que el día se ha reducido en aproximadamente 10 días desde
1800. En principio esto no parece mucho,
pero la calidad de una uva en gran medida está relacionada con el tiempo que
permanece en la vid. La reducción del
tiempo de maduración, que en gran medida está determinada por la concentración
de azúcar en la vid, indica que hay mayor deshidratación de la uva o que la vid
está acelerando su metabolismo por mayores temperaturas.
Debido a que el cambio climático
global es un fenómeno que está afectando la distribución y fisiología de las
plantas en México, es necesario realizar estudios que analicen el impacto sobre
la vid, la calidad de la uva y la calidad del vino producida con estas
uvas. Se predice que el cambio climático
impacte de una manera más severa el Noroeste de México, especialmente la
península de Baja California. Algunos
modelos sobre el clima indican un aumento de hasta 5°C en las zonas asociadas al cultivo de la
vid. Ahora, en México se experimentan
sequias que han provocado la nula precipitación en los últimos dos o tres años
y que están directamente relacionados al cambio climático global. Debido a lo anterior, se han dejado de
producir cereales y forrajes en extensas áreas del norte del País. Por otro lado, en Yucatán se ha evidenciado
el cambio de distribución de las Bromelias (género de plantas tropicales)
debido al cambio de los patrones de temperatura y precipitación
estacional.
En conclusión, el cambio
climático global es un fenómeno causado por el hombre por actividades ligadas a
la quema de combustibles fósiles, NO HAY DUDA.
Existen evidencias claras que la temperatura seguirá aumentado en los próximos
100 años. La temperatura afecta de una
manera dramática la fisiología de las plantas y los animales. El incremento de la temperatura afecta la
brotación, la floración y la maduración de la uva. Históricamente se ha evidenciado el impacto
del cambio climático sobre la maduración de las vides den Burdeos. El cambio climático sin duda alguna impactará
la viticultura y los estilos de vino en México.
Chuine I, Yiou P, Viovy N, Seguin B, Daux V, Ladurie LR,
2004. Grape ripening as a past climate indicator. Nature,Vol. 432.
Jones GV, 2005. Climate
Change in the Western United States Grape Growing Regions. Acta Hort. 689, ISHS.
Jones GV, 2011. Climate change and the global wine industry. Proceedings of the Thirteenth Australian Wine
Industry Technical Conference.
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