Diacetil (2, 3-butanodiona) es la molécula responsable de aroma de
“mantequilla” o “palomitas de maíz con mantequilla” en el vino. Esta molécula es producida por bacterias
lácticas durante la fermentación maloláctica (FML).
En el vino, diacetil es una molécula producida principalmente por la
bacteria láctica Oenococcus oeni que
en gran medida es la responsable de llevar a cabo la fermentación maloláctica
en el vino. En general, se considera que
el diacetil es uno de los principales compuestos aromáticos producidos durante
la fermentación maloláctica.
Diacetil (y otras moléculas acetoínicas) es sintetizada a partir de la
degradación de moléculas relacionadas al metabolismo del ácido cítrico. El ácido cítrico es una molécula orgánica que
se encuentra naturalmente en las uvas.
La concentración del ácido cítrico en el mosto de uva generalmente es
menor que la del ácido tartárico y la del ácido málico. Obviamente, el ácido cítrico se encuentra en
altas concentraciones en frutas como el limón, naranja, toronja
(cítricos). Durante este proceso metabólico,
el ácido pirúvico es sintetizado a partir del catabolismo (degradación) del
ácido cítrico. El ácido pirúvico es una
molécula importante en el metabolismo de todos los organismos debido a que este
compuesto es el punto de partida de una serie de procesos metabólicos (i.e.
diacetil, ácido acético, lípidos, etc. , Renouf y Murat 2010). En el caso de la fermentación maloláctica, el
ácido pirúvico es decarboxilado (se elimina un carbono mediante procesos
enzimáticos) y se produce el diacetil.
El diacetil es relativamente inestable y puede ser posteriormente catabolizado
por bacterias o levaduras para producir otras moléculas menos aromáticas (i.e. acetoina
y 2, 3 butanediol).
Los niveles de percepción del diacetil varían en relación al tipo de
vino. Estudios han demostrado que los
niveles de percepción de diacetil en vino producido con uvas Chardonnay es de
aproximadamente 0.2 mg/L, mientras que es de 0.9 mg/L en Pinot noir y 2.8 mg/L
en Cabernet sauvignon (Martineau et al. 1995).
Es decir, se requiere menor cantidad de diacetil para que sea detectado en
vinos más ligeros (i.e. chardonnay), mientras que se requiere mayor
concentración de esta molécula para que sea detectado en vinos que son más
corpulentos o más intensos (i.e. Cabernet sauvignon). En vinos blancos, niveles de diacetil de
entre 1 y 4 mg/L aportan complejidad aromática al vino y entre 2 y 7 mg/L
aportan aromas “amantequillados” en el vino.
Sin embargo, cuando la concentración de esta molécula es mayor a 7 mg/L
los aromas de mantequilla son en general considerados demasiado intensos y
negativos en el vino (Krieger et al. 2000).
En un estudio de más de 70 vinos de diferentes partes del mundo se
demostró que el promedio de la concentración de diacetil en vinos blancos es de
aproximadamente 0.4 mg/L (rango 0.3-0.6
mg/L) mientras que la concentración de esta molécula en vinos tintos es de
aproximadamente 1.1 mg/L (rango 0.3-2.5 mg/L, Bartowsky et al. (2002). Sin embargo, la percepción de aromas de
mantequilla es más presente en vinos blancos que en vinos tintos. Esta característica de aromas de mantequilla
es considerada clásica de el estilo Californiano en la producción de
Chardonnay.
Durante la fermentación maloláctica, el metabolismo
del ácido cítrico se inicia al mismo tiempo que la degradación del ácido
málico, sin embargo, la degradación del ácido cítrico es más lenta. Por otro lado, estudios han demostrado que
entre mayor sea la concentración inicial de ácido cítrico al indicar la FML,
mayor será la concentración final de diacetil.
Al igual que la concentración de otros metabolitos, algunas variedades
de uvas presentan altos niveles de ácido cítrico al final de la maduración,
mientras que otras terminan con niveles bajos.
En general, las mayores concentraciones de diacetil en un vino coinciden
con el final de la degradación del ácido málico durante la FML (Nielsen, 1995).
Además, se ha demostrado que la concentración de diacetil en un vino se
incrementa cuando la concentración de oxígeno en el vino es alto (2-4 mg/L,
condiciones aeróbicas), mientras que disminuye
cuando se tienen condiciones anóxicas (<0.2 mg/L, Nielsen 1999). Por últimos, se ha demostrado que entre mayor
sea el pH del vino menores serán las producciones de diacetil por las bacterias
malolácticas (Wibowo et al., 1985).
Los factores que afectan la concentración de diacetil en un vino está relacionada
directamente a 1) la cepa de bacteria maloláctica que llevó a cabo la FML en el
vino, la tasa de reproducción de las bacterias durante la FML (a mayores tasas
de multiplicación, mayor concentración de diacetil), las condiciones
ambientales durante la FML, la concentración de ácido cítrico disponible, la
concentración de dióxido de azufre en el vino, la concentración de oxígeno en
el vino, etc. (Boulton et al. 1995). El momento de la inoculación de las bacterias
malolácticas también es crítico en relación a la concentración final de
diacetil. Se ha demostrado que la
co-inoculación (inoculación simultánea) de levadura y bacterias malolácticas no
impacta la fermentación alcohólica o incrementa la acidez volátil, sin embargo,
reduce el periodo de fermentación maloláctica en el vino. Al reducir el tiempo de fermentación
maloláctica también se reduce la concentración final de diacetil y los aromas “amantequillados”
en el vino (Krieger-Weber 2012). Lo
anterior se debe a que las levaduras y las bacterias tienen más tiempo para
degradar el diacetil y convertirlo en butanediol que es menos aromático que el
diacetil.
En la naturaleza y en el mercado, existen cepas de bacterias malolácticas
con mayor o menor capacidad para sintetizar diacetil. Obviamente, las cepas de bacterias con mayor
capacidad de síntesis producen vinos con mayores concentraciones de diacetil y
mayores aromas a mantequilla (Renouf y Murat 2010). Se ha demostrado que algunas bacterias
malolácticas tienen la capacidad de sintetizar el doble o más de diacetil que
otras bacterias (Krieger-Weber 2012). La
concentración de diacetil producidas por algunas bacterias en vino, por
ejemplo, resultó ser hasta 15-veces mayor que la presentada en vinos donde no
se llevó a cabo la FML. Por lo anterior,
es importante que el productor elija la bacteria maloláctica adecuada para controlar
la concentración de diacetil en el vino que está elaborando. En esta figura, la cepa R1106 sintetiza mayores niveles de diacetil que el resto de las cepas de bacterias maloláctias. Por lo anterior, vinos que utilicen esta cepa terminaran con niveles mas elevados de aromas de mantequilla. Lo anterior no es ni bueno ni malo, solo significa que los niveles de este aroma serán más elevados. Si el productor desea estos aromas en su vino pues es adecuado, sin embargo, si el productor quiere vinos más afrutados y con aromas florales, pues esta cepa proveerá aroma con demasiada complejidad a sus vinos. Por otro lado, la cepa R1105 genera niveles más bajos de diacetil y por lo tanto los vinos que utilicen esta cepa tendrán aroma de mantequilla más sutiles o totalmente imperceptibles.
Literatura Citada
Bartowsky, E.J., Francis, I.L.,
Bellon, J.R., and Henschke, P.A. (2002). Is buttery aroma perception in wines
predictable from the diacetyl concentration?, AGJWR, Volume 8, Number 3.
Boulton, R.B., Singleton, V.L.,
Bisson, L.F., Kunkee, R.E., 1995. Principles and Practices of Winemaking.
Chapman & Hall,New York.
Krieger, S., Triolo, G., and Dulau,
L. (2000). "Bacteria and Wine Quality - State of the Art," www.lallemandwine.com
Krieger-Weber, SA. Exploiting the buttery attribute of wine
through diacetyl management – International Cool Climate Simposium, Tazmania,
2012.
Martineau, B. and Henick-Kling, T.
(1995). Performance and diacetyl production of commercial strains of malolactic
bacteria in wine. J. Appl. Bacteriol. 78, 526-536.
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Henick-Kling, T. (1995). Effect of wine type on threshold for diacetyl. Food
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Nielsen, J.C. and Prahl, C. (1995).
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Bordeuax, 15-17th June 1995.
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Renouf V y ML Murat. 2010. Citric
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