El
enrollamiento de la hoja es una de las enfermedades virales más importantes en
los viñedos del mundo. Ocurre en todas
las regiones donde se cultiva uva de mesa y uva para la producción de vino. Se han identificado 10 virus de la familia Closteroviridae
que causan esta enfermedad. Esta
enfermedad fue descrita desde los 1800’s en Europa pero no fue demostrada su
trasmisión a través de los injertos hasta 1937.
Por otro lado, la capacidad de dispersión de este virus a otras vides a
través de insectos vectores (transmisores) fue demostrado en 1983. A partir de esta fecha, la rápida dispersión
de algunos de estos virus en los viñedos ha sido monitoreada y demostrada en
todo el mundo. Desafortunadamente no
existe una cura para las vides infectadas por lo que tienen que ser quitadas
del viñedo para que no infecten el resto de las vides.
Las
vides infectadas con el virus del enrollamiento de la hoja de la vid (VEHV) son
menos vigorosas (producen menos follaje) que las plantas sanas. Las hojas de las vides infectadas se tornan
rojo-moradas con nervaduras verdes que perduran todo el verano y otoño. Los síntomas tienden a ser más conspicuos en
los varietales de uva tinta en donde además de la coloración roja, las hojas
presentan un enrollamiento de la parte externa.
Por razones que aun no se entienden, las vides no-viníferas pueden estar
infectadas por el virus pero no muestran los síntomas presentados en las vides
viníferas (vides europeas).
El
virus del enrollamiento de la hoja causa una pérdida del rendimiento (cantidad
de uva producida) hasta en un 50% en relación a vides no infectadas. Por otro lado, esta enfermedad disminuye la
tasa de acumulación de azúcares en los racimos e incrementa la concentración
ácidos totales, lo que conduce a un retraso en la maduración de la uva. Lo anterior se debe a que la concentración de
clorofila es reducida por esta enfermedad y esto conlleva a una reducción de
las tasas fotosintéticas (proceso por el cual se sintetiza el azúcar por las
plantas). Por si fuera poco, las bayas
de una variedad tinta infectada con el virus tienden a reducir la concentración
de antocianos (pigmentos que dan color a la uva) por lo que los racimos se
perciben con una mayor palidez.
La siguiente tabla muestra los resultados de un estudio realizado en un viñedo en España infectado con el virus del enrollamiento de la hoja de la vid (Cabaleiro et al 1999). La tabla 3 muestra las características
químicas del mosto de uvas vides sanas y
vides infectadas por el virus. Se puede apreciar
claramente que de 1992 a 1994, las vides infectadas con el virus produjeron mostos
con menores cantidades de azúcar (1-2 Brix menos), mayores cantidades de ácidos orgánicos y pHs
más bajos. Es decir, muestran síntomas
de menor madurez.
Por
otro lado, la infección viral hace que las vides sean más susceptibles a
factores climáticos extremos como bajas temperaturas en invierno y estrés
hídrico en el verano. Las vides
infectadas también se vuelven más vulnerables a infecciones causadas por
insectos y hongos. Lo anterior genera
una mayor mortalidad en relación a vides sanas y por ende aumenta los costos de
mantenimiento del viñedo.
La
manera más eficiente de la transmisión del virus causante del enrollamiento de
la hoja de la vid es mediante la propagación vegetativa y mediante los injertos. Además, insectos vectores pueden dispersar el
virus a grandes distancias. Por lo
anterior, es importante evitar el movimiento de material vegetativo entre viñedos
y entre regiones productoras de uva. Por
otro lado, es importante adquirir material vegetativo en invernaderos que
garanticen (por escrito) la sanidad del material adquirido. En la mayoría de los países productores de
uva existen agencias gubernamentales encargadas de asegurar la sanidad del
material vegetativo en invernaderos encargados de la propagación de la uva.
Uno de
los problemas que hacen difícil la identificación de las vides infectadas con
el virus es que los síntomas varían entre varietales, la edad de la vid, la
cepa de virus que infecta la vid, la época del año, etc. Además, debido a que los síntomas aparecen
tarde en la temporada (hasta el envero), no es posible diagnosticar la
enfermedad durante la época de crecimiento o durante el periodo de dormancia de
la vid.
El
diagnosis visual de la enfermedad también se complica debido a que los síntomas
se pueden confundir con problemas nutricionales (i.e. deficiencia de zinc) en
el viñedo, daño físico de las hojas, daño por herbicida, etc. Todos estos problemas también pueden generar
una decoloración de las hojas de la vid que pueden ser confundidos con la
enfermedad del virus del enrollamiento de la hoja de la vid.
Existen
tres métodos que son utilizados regularmente para el diagnosis de la enfermedad
del VEHV, 1) el índice biológico, 2) análisis inmunológico y 3) análisis moleculares.
El
método de detección utilizando el índice biológico consiste en hacer una
extracción (trituración) del material potencialmente infectado en una solución
salina. Esta solución se utiliza para
inocular (infectar) una planta indicadora (una lechuga u otra hierba) crecida
en un invernadero. La inoculación se
realiza raspando un poco las hojas de la planta indicadora y aplicando unas
gotas de la solución que contiene el material de la vid sobre la herida. Si la solución de vid está contaminada con el
virus, la planta indicadora presentará la infección del virus en dos o tres
semanas. Este método de detección tiene
la ventaja que es muy sensible a todos los virus del enrollamiento de la hoja
que infectan las vides, sin embargo, tiene la desventaja que se requiere de
mucho tiempo para conocer los resultados y además no se puede saber
específicamente que virus es el que causa la enfermedad (se han reportado 10
virus diferentes). Por otro lado, este
método de detección requiere de condiciones ambientales en el invernadero muy
estrictas por lo que se tiene que realizar en instalaciones muy reguladas en
cuanto a la temperatura y humedad.
La
detección mediante análisis inmonológico y molecular tienen la ventaja de que
son muy rápidos por lo que se pueden tener los resultados en dos o tres
días. Sin embargo, estos métodos son más
caros y requieren ser realizados por laboratorios especializados. Por otro lado, estos métodos tienen la ventaja
adicional de que se puede conocer el virus específico que está causando la
infección en el viñedo y potencialmente se puede conocer el origen de la
infección.
En
todos los casos, el mejor momento para muestrear las vides que potencialmente
están infectadas es el periodo entre el envero y el periodo de cosecha. En este momento las vides que tengan síntomas
visuales deben ser marcadas y monitoreadas en estos meses. Finalmente, se pueden colectar muestras de
hojas de las vides que hayan tenido los síntomas más severos, y se deben
colocar en bolas de plástico con un poco de papel secante y enviar al
laboratorio para su análisis.
Cabaleiro,
C., A. Segura, and J. J. García-Berrios. 1999. Effects of Grapevine
Leafroll-Associated Virus 3 on the Physiology and Must of Vitis vinifera L. cv.
Albariño Following Contamination in the Field. Am. J. Enol. Vitic. 50:40-44
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